viernes, 7 de febrero de 2014

Mikel Aiertza

¿Qué se sentirá al empezar una carrera y que después no te guste? Pues, de eso sabe mucho nuestro protagonista de hoy, Mikel Aiertza. Éste hombre de Aizarnabal, se encontró ante ese problema cuando se licenció  en ingeniería electrónica. Cuando empezó a trabajar en una empresa, se dio cuenta que no era lo que quería, que no le llenaba. Pero, entonces, ¿qué era lo que de verdad quería ser? Después de pensar mucho encontró la respuesta más buscada: MAESTRO, ¡quería ser maestro!

Así pues, a los 29 años de edad, empezó a estudiar en la Escuela Universitaria de Magisterio en San Sebastián con el fin de trabajar como docente en Educación Infantil.  En los seis años que lleva ejerciendo como maestro, su curriculum nos demuestra que ha experimentado mucho. tenido la oportunidad de trabajar en distintos colegios como escuelas cristianas, escuelas de campo (landa eremuko eskolak)... entre todos los centros que ha pisado sólo uno ha sido concertada, Larramendi ikastetxea en Donostia. También hay que tener en cuenta que ha trabajado durante un año en una guardería de Antzuola con niños de 0 y 1 años de edad. “Fue más un rol de madre que otra cosa”. Esas palabras fueron las que describieron su estancia. A pesar de que le parezca que la experiencia vivida ha sido bonita, aunque a su parecer dura, prefiere la Educación Infantil porque da más opciones en todos los ámbitos.

Pero, no todo ha sido camino de rosas en su  profesión. Una vez le tocó estar dos semanas de sustituto en la escuela de Altza donde pasó su peor estancia como docente. Estuvo sumergido en una jungla donde los alumnos, originarios de familias desestructuradas pasaban los recreos peleándose y los profesoren no intervenían.

A día de hoy da clases a niños de 5 años en la escuela Joxemiel Barandiaran de Ataun. En total tienen 160 alumnos y por lo que él subraya, lo positivo que tienen este tipo de escuelas, es que cada alumno tiene la oportunidad de utilizar un ordenador sin tener que compartirlo con más alumnos al mismo tiempo.  La escuela cuenta con una página web creada por uno de los profesores donde comparten su información con cualquiera que esté interesado en ella. También podemos encontrar un lipdub en la que los participantes son los alumnos y del cual pudieron aprender mucho. Por otra parte, también comparten con los visitantes de la página un apartado llamado Otsoa irratia donde graban audios en el centro como si fuera una emisora para que después los oyentes puedan apreciar su trabajo desde casa.



Hemos podido oír muchas vivencias de Mikel pero su lista de trabajos no se limita a esto, ¡no señor! Mikel no sólo se dedica a la docencia sino que tiene su propio blog, llamado Txorimalo,  en el que narra cuentos infantiles, prepara videos… todo empezó hace unos años cuando daba clases de teatro a niños. Decidió escribir una obra de teatro por culpa de una pesadilla que tuvo y que gracias a la ayuda de plantearse lo maravilloso que podría ser soñar lo que quisiésemos. De esta manera nació su primer trabajo bajo el título de Ametsen fabrika con la colaboración de la Bertso eskola.

Teniendo en cuenta que su público son los más pequeños de la casa, su objetivo principal es que los niños lo pasen en grande, aunque no depende solo de ello, porque siempre intenta transmitirles algún mensaje. Por ejemplo, con la obra de teatro de Ametsen fabrika nos intenta decir que los sueños no se pueden programar, que son naturales; por lo que si son negativos, tenemos que vivir con ellos porque no los podemos evitar. Está claro que para escribir se necesita inspiración pero también sabemos que no siempre la conseguimos. Entonces, ¿de dónde la saca Mikel?  A veces se le vienen ideas a la mente con la excusa de tener que escribir un cuento; otras veces, tiene un sueño y le ayuda a inspirarse para escribir; y otras veces se inspira en los documentales que ve.

Otro de sus obras de arte es Kontikan donde se narra la historia de una princesa está destinada a casarse con un príncipe a la que ella no quiere; lo que le gusta es estar al lado de los más necesitados  Por lo que un día decide acudir al dragón que vive en el monte Kontikan para pedirle ayuda. Tras  pedirle un deseo, su suerte cambiará.

Seis años de trabajo, seis años de ilusión han dado sus frutos para que una persona encuentre su vocación, su felicidad. Tened en cuenta, tenemos que seguir nuestros sueños más anhelados sin dejarlos atrás porque puede que alguna vez tengamos la oportunidad de hacerlos realidad y conseguir esa motivación para seguir adelante.

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